Puedes llevar a cabo una prueba de plomo en alguna ferretería de la zona; no obstante, no hay garantías de que los resultados del examen sean precisos. Para asegurarte, contrata una empresa para que recoja la pintura y envíalas a un laboratorio para su análisis. Si tienes pintura con plomo en buenas condiciones, la solución puede ser tan sencilla como pintar encima
El lijado provoca polvo y astillas peligrosas. Si la pintura se descascarilla, ponte en contacto con alguna empresa que se especialice en eliminación de plomo. Pocas casas antiguas tienen cañerías de plomo. Los caños de plomo son grises y se abren fácilmente con un objeto punzante.
En algunas ciudades más antiguas, las cañerías de abastecimiento de agua que van de la calle a las casas son de plomo. Las cañerías de cobre instaladas antes de 1970 pueden contar con juntas unidas con soldadura con plomo.
Algunas ciudades tratan estos problemas agregando un elemento de rastreo de fosfatos en el agua. Esto recubre los caños de plomo o las juntas para que casi no haya pérdidas de plomo en el agua potable. No obstante, no dejes de ponerte en contacto con el departamento de construcciones para que hagan pruebas en el agua.
Para asegurarte de que no haya plomo en el agua que usas para beber y cocinar, permite que el agua corra por alrededor de un minuto antes de usarla; es probable que el agua que quedó en las cañerías toda la noche contenga plomo. Cocina con agua fría en vez de hacerlo con agua caliente, ya que es más probable que esta última esté contaminada.
Hasta 1970, los automóviles utilizaban gasolina que contenía plomo. Por lo tanto, es posible que los terrenos cerca de una calle transitada estén contaminados. Algo tan sencillo como mantener limpia tu casa y la ropa sirve mucho para eliminar la posibilidad de envenenamiento con plomo.
Evita que tus hijos ingieran plomo. Los niños son especialmente susceptibles al envenenamiento con plomo. Una vez que entra al cuerpo, el proceso de eliminación del plomo es muy lento, por lo tanto, las exposiciones prolongadas –incluso a niveles bajos- poseen un efecto acumulativo. El envenenamiento con plomo afecta típicamente al cerebro. Es posible que los síntomas incluyan náuseas, fatiga, lapsos cortos de atención y torpeza.